Pedro Bermejo, duro perfil trajiste.
Eras el resplandor del cuchillo. El que sabe
que el corazón apenas vale cuatro luceros
y la vida del hombre se juega como un naipe.
Allá tu noche heroica. Caballo y fogonazo.
El casco del corcel y el temblor de la sangre.
Eras la montaña y un cruce de caminos.
La muerte agazapada entre los matorrales.
Duro destino tuyo, Pedro Bermejo. Fuiste
pupila de fusil, espada de ángel.
Una sota manchada de vino y un tapete.
Una mano morena y un billete con sangre.
Una mujer o varias. Era la misma boca.
Entre la obscuridad, todas iguales.
¡Pedro Bermejo, Alerta¡ Un beso, y hasta nunca.
Detrás de ti, un sonar de herraduras y sables.
Estrépito y estrellas parían los caminos
a tu paso veloz, Pedro Bermejo. Nadie
supo nunca el color de te tu yegua mulata
Feroz y solitario tu corazón de sauce.
Riesgo de precipicio. Voz erguida.
Yo, que soy campesino, se que el Diablo y un ángel
enciedieron las fraguas de la tierra
para fundir la bala que habia de matarte.
Óscar Castro Zúñiga
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