sábado, 19 de marzo de 2016


¿Porqué los que aman al oro odian al pan?

Nadie sabe como nacen los que solo amarán el oro,
Y todos celebran cuando nace alguien que amará el pan.
Los que aman solo el oro, no pueden amar el pan, le temen,
Porque el pan no se posee, pasa de uno a otro, repartiéndose.
Los que aman el oro, oirían su sangre caer por poseerle,
Los que aman el pan,  aman el vino y también lo derraman como el pan.
Los que aman el oro lo asfixian con guardias y sus armas,
El pan es libre,  renace cada día, inundando las calles con su esponjosa anatomía.
Los amantes  del oro rechazan el pan, son avaros cadáveres esperando que les pidan por él, su oro luminoso.
Los que aman el pan, reciben el oro, solo pensando en comprar pan.
Son insomnes, los sirvientes del oro, paranoides de otro idolatra que acecha el oro que les pertenece,
Los amantes del pan, mueren cada noche ebrios de libertad, mejor aún si el pan fue dividido en múltiples pedazos.
Los que aman el oro, no tienen ojos y son sordos, son errantes dirigidos por el aroma del metal.
Son mansos, los esclavos del pan, dragan su cuello al sol y ahogan sus pies en acequias de fluidos incesantes.
Vendieron a sus crías a cambio de pepitas minúsculas, los que soñaron con el oro.
El pan no se subasta, pasará de madre a hija cuando la leche se agote.
El pan es alegría, es regocijo de señores y peones desdentados.
El oro divide, hará rico a los reyes, forzará a la afasia de lenguas musicales y matará a los indios.

Juan del Camino
         
                                    

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