¿Porqué los que aman al oro
odian al pan?
Nadie sabe como nacen
los que solo amarán el oro,
Y todos celebran
cuando nace alguien que amará el pan.
Los que aman solo el
oro, no pueden amar el pan, le temen,
Porque el pan no se
posee, pasa de uno a otro, repartiéndose.
Los que aman el oro,
oirían su sangre caer por poseerle,
Los que aman el pan, aman el vino y también lo derraman como el pan.
Los que aman el oro
lo asfixian con guardias y sus armas,
El pan es libre, renace cada día, inundando las calles con su
esponjosa anatomía.
Los amantes del oro rechazan el pan, son avaros cadáveres
esperando que les pidan por él, su oro luminoso.
Los que aman el pan,
reciben el oro, solo pensando en comprar pan.
Son insomnes, los
sirvientes del oro, paranoides de otro idolatra que acecha el oro que les
pertenece,
Los amantes del pan,
mueren cada noche ebrios de libertad, mejor aún si el pan fue dividido en
múltiples pedazos.
Los que aman el oro,
no tienen ojos y son sordos, son errantes dirigidos por el aroma del metal.
Son mansos, los
esclavos del pan, dragan su cuello al sol y ahogan sus pies en acequias de
fluidos incesantes.
Vendieron a sus crías
a cambio de pepitas minúsculas, los que soñaron con el oro.
El pan no se subasta,
pasará de madre a hija cuando la leche se agote.
El pan es alegría, es
regocijo de señores y peones desdentados.
El oro divide, hará
rico a los reyes, forzará a la afasia de lenguas musicales y matará a los
indios.
Juan del Camino
Juan del Camino
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