Cuerpo, recuerda no solamente cuánto fuiste amado,
no sólo los lechos en que te acostaste,
sino también aquellos deseos que por ti
brillaban en los ojos manifiestamente,
y temblaban en la voz – y algún
obstáculo casual los hizo vanos.
Ahora que todo ya está en el pasado,
casi parece como si a aquellos
deseos te hubieses entregado – cómo brillaban,
recuerda, en los ojos que te miraban;
cómo temblaban en la voz, por ti, recuerda, cuerpo.
Konstantino Kavafis
Versión de Miguel Castillo Didier
domingo, 15 de febrero de 2009
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