lunes, 15 de febrero de 2010

TRANSFORMANDO UNA BARRA DE HIERRO EN UNA AGUJA




Varios niños que, en vez de ir a la escuela,
jugaban en la calle, vieron una anciana que
frotaba incansablemente una barra de hierro contra una piedra.

Intrigados, le preguntaron:
-¿Qué está haciendo ahí señora?
Ella contestó seriamente:
-Estoy frotando este lingote para adelgazarlo; quiero hacer una
aguja para coser mi ropa.

Los muchachos soltaron la risa.
-¡Nunca conseguirá usted hacer una aguja con una barra de hierro
de ese grosor!
-La froto todos los días, y cada día disminuye algo más, por fin
Terminará siendo una aguja. Pero pequeños flojos como ustedes
no pueden comprender esto- dijo la anciana.

Los niños se miraron entre sí, avergonzados, y corriendo, regresaron
a la escuela.

De esta historia nos viene la antigua sentencia que aún circula en nuestros días:
“El trabajo perseverante puede convertir una barra de hierro en una aguja para bordar".

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