sábado, 31 de diciembre de 2016

Y vuelvo al laberinto…

Un añoso Cupido, tratando de vender matraces irrompibles, me lanzó dos puntas de sílex.
Un Querube, desdentado y disléxico, al enunciar su trivia aptónima y de errónea resonancia, me lanza al curioso laberinto.
Tratando de volver a respirar, reconocí una de las vueltas de mi antigua cárcel fractal. 
Allí sin poder escapar, tú y mi ego, blandiendo espada en combate a muerte,
Tú sangrando mal herida, por la brutal e injusta pelea,
Atenea arrastrándose, perdiéndose en el tiempo, llena de polvo y dolor,
Para luego aparecer tres años menos joven, furibunda  y sin ojos,
Con un gordo sudoroso pisando los clavos de mis pies de ladrón bueno.
Y era la noche y corrí con la manada de lobos.
Las huellas de aquella vergüenza quedaron para siempre en el nuevo cemento.
Y un año mas viejo, pude salir recién del laberinto, al destrozar mis alas de dédalo.
Hasta hoy, que un imberbe ángel, me empuja al andén infinito.
Estoy de pie, el tren se acerca, pero sé que la rabia, en dosis precisa, me devolverán a estas

últimas fiestas del año que recién comienza.

JUAN DEL CAMINO

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Agregue Aqui sus comentarios