110417
Cuando en algunos años más leas el
frío protocolo de mi desconexión,
sabrás que hay cosas para los que
aparentemente no fuiste preparado.
Pensarás -como resuelvo este dilema-.
Estoy ahí, he sufrido, tal vez mucho
o poco,
pero te aseguro, no te servirá oír en tu cabeza a Catón el viejo diciendo –Carthago
delenda est-,
ni te servirá pensar en los leones de
la puerta de Ishtar,
ni en las lecciones del
hispanoamericano, donde siempre me llevaste por
adelantado.
Contra lo que yo pensaba, en ese
entonces, no te servirá la conjugación del verbo “sein”,
tampoco los estados de la materia,
tampoco la melancolía iterativa del piano de Satie,
tampoco la melancolía iterativa del piano de Satie,
tampoco estarán tus compañeros del
colegio acomodado.
Estaremos solos, tú y yo, frente al
protocolo.
Hoy al leer esta carta recordarás
aquel Abril soleado de tu 17 (2017 por supuesto),
con algunas hojas siendo molidas por
tu bicicleta.
Hoy recordarás, cuando esté sumergido
en mi cerebro reptiliano,
el día que fuimos a buscar rutas por Eliodoro Yáñez girando a Román Díaz,
salías de la esquina, a toda
velocidad, para frenar al final de la cuadra al escuchar mi silbido.
Hoy entenderás que ese día te amé, aunque no
alcancé a decírtelo (la carrera era muy intensa).
Hoy podrás tomar la decisión recordando
el último día que anduviste con las rueditas auxiliares de la bicicleta.
Juan del Camino
Juan del Camino
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