martes, 11 de abril de 2017


110417

Cuando en algunos años más leas el frío protocolo de mi desconexión,
sabrás que hay cosas para los que aparentemente no fuiste preparado.
Pensarás -como resuelvo este dilema-.
Estoy ahí, he sufrido, tal vez mucho o poco,
pero te aseguro, no te servirá oír en tu cabeza a Catón el viejo diciendo –Carthago delenda est-,
ni te servirá pensar en los leones de la puerta de Ishtar,
ni en las lecciones del hispanoamericano, donde siempre me llevaste por adelantado.
Contra lo que yo pensaba, en ese entonces, no te servirá la conjugación del verbo “sein”,
tampoco los estados de la materia,
tampoco la melancolía iterativa del piano de Satie,
tampoco estarán tus compañeros del colegio acomodado.
Estaremos solos, tú y yo, frente al protocolo.
Hoy al leer esta carta recordarás aquel Abril soleado de tu 17 (2017 por supuesto),
con algunas hojas siendo molidas por tu bicicleta.
Hoy recordarás, cuando esté sumergido en mi cerebro reptiliano,
el día que fuimos a buscar rutas por Eliodoro Yáñez girando a Román Díaz,
salías de la esquina, a toda velocidad, para frenar al final de la cuadra al escuchar mi silbido.
Hoy entenderás que ese día te amé, aunque no alcancé a decírtelo (la carrera era muy intensa).

Hoy podrás tomar la decisión recordando el último día que anduviste con las rueditas auxiliares de la bicicleta.

Juan del Camino

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